Siempre he sido de ese tipo de persona, que algunos llamarían hipócritas, que siente culpa cuando gasta dinero innecesariamente, pero lo hace de todos modos muchas veces. Mi relación con lo económico, con los lujos y los excesos, es muy mala. No me siento mal cuando uso lo que compré, pero sí cuando tardo en hacerlo.
Me pasa mucho que, por ejemplo, siento poca satisfacción en mi vida y la compenso con algún pequeño lujo que me sube el ánimo. Eso no es malo en sí mismo, pero se va acumulando poco a poco y se vuelve algo considerable a fin de mes. Me gusta excusarme, me encanta buscar razones para mi desperdicio. "No tengo tiempo para leer esos libros que compré" o "no he conseguido encontrar una forma adecuada para mí para utilizar este sistema" o, alternativamente, "lo haré, eventualmente, lo haré, en un futuro". Este tipo de cosas pueden sonar ambiguas, pero se aplican a todo tipo de situaciones consumistas e innecesarias. Aporto algunos ejemplos:
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Compré de pequeña rotuladores a base de alcohol, pero no lograba utilizarlos bien porque sangraba el papel (bleedthrough) y al final se secaron casi todos.
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Me compré washi tape que vi en un chino, porque siempre me ha gustado la papelería, pero sigue ahí sin uso porque no encuentro momento de utilizarlo.
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Pedí unos subrayadores —para los interesados, los zebra mildliners— que aún no uso casi nada porque empecé a estudiar casi por completo por digital.
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Compré libretas, bastantes. Tengo: 5 cuadriculadas que tengo apartadas, de diferentes tamaños (una de ellas la uso bastante como commonplace book, pero las otras casi nada); dos en blanco "normales" (que también uso caóticamente); dos con diseños "especiales" (compradas recientemente en una feria de artistas); dos punteadas (una de las cuales estaba utilizando como bullet journal para mis lecturas) y una que hice yo misma a mano. ¡Tantas libretas para qué! Estoy muy mal de la cabeza. :(
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Me compré una agenda (o planner, para los angloparlantes) muy linda, que dejé de usar a mitad de año porque me pasé a un diario digital ya que era más cómodo para mis tareas de la universidad.
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Tengo muchísimos libros físicos pendientes, unos veinte o más, que no avanzo todo lo rápido que me gustaría.
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A veces pago comida a domicilio, innecesariamente, ya que no tengo energías para cocinar ni tiempo para hacer la compra (cocinar no me molesta en absoluto, solo necesito organizarme y no puedo).
Y ahora me pasa lo mismo otra vez. Estoy viendo vídeos del common planner de sterling and ink y me gusta mucho, pero lo veo como un gasto excesivo para una agenda. Me da miedo dejar de usarla a mitad de proceso por culpa de mi digitalización forzada o por una mala adaptación, pero tampoco quiero comprarla sin fechas y de medio año porque siento que entonces el tiempo que me ahorraría en comparación con un bullet journal es nulo. Por lo tanto, ¿es un malgasto? ¿La promesa de algo que me podría gustar, pero que es un gasto, un lujo, se vuelve malgasto? Es esa culpa la que me persigue.
No puedo decir que no haga bullet journaling, todo lo contrario. Llegué a hacer 5 meses seguidos a pesar de mis clases y, mis spreads... Estoy muy orgullosa de ellos. Pero siento que tal vez no funciona para mí como un método de organización, es más un archivo. Algo como un skechbook hecho con mucho cariño.
Tal vez si mi carrera fuera diferente, o si no tuviera una página web, o tal vez si el mundo girara al revés, esto serviría para mí. A veces me autoengaño, me digo que es el formato lo que me impide progresar adecuadamente con estas herramientas tan bien pensadas y diseñadas (la mayoría de las agendas son semanales, nunca probé una diaria o no estructurada). O tal vez es mi constancia, que deja bastante que desear...
Quiero dejar la culpa y las dudas. También el consumismo me duele, me duele gastar dinero que sé que podría ahorrar. Más aún cuando no trabajo para merecérmelo. Tal vez si me sintiera mejor, tuviera mejores hábitos, si hubiese sido educada económicamente o si hubiese ganado el dinero que uso con mi esfuerzo, sería diferente. Pero solo son suposiciones que no me llevan a nada. Como siempre.